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viernes, 12 de noviembre de 2010

ABONADO

Para obtener una abundante cosecha, la base fundamental es una buena aportación de nitrógeno. El exceso de nitrógeno embastece la hoja y le da un color verde sucio no deseable. Por otra parte, un déficit de N ocasiona un rendimiento bajo, con hojas pequeñas y tallos delgados, un exceso de nitrógeno también produce un aumento de la nicotina, nitratos y amoniaco, disminuyendo la asimilación del fósforo y potasio. 

El fósforo es el encargado de acelerar el proceso de maduración de las hojas. Su exceso produce hojas quebradizas y acartonadas (que arden mal y dan una ceniza negruzca). La deficiencia de fósforo hace que las hojas se vuelvan verde azuladas, pues aumenta la proporción de clorofila. Cuando la deficiencia es muy grande se produce un atraso en la aparición de las flores y en la madurez de las hojas. 

El potasio es un elemento muy importante para la calidad de los tabacos. Las sales potásicas que se encuentran en las hojas confieren al producto industrial una magnífica capacidad de combustión. Se considera que existe una deficiencia de potasio cuando en la materia seca de la hoja el porcentaje de K2O se encuentra por debajo de dos. Las hojas presentan clorosis con los bordes encorvados hacia adentro, tienen menos consistencia, son más cortas y menos elásticas.

El calcio, cuando se encuentra en exceso, da lugar a una ceniza compacta que dificulta el paso del aire al interior de los cigarros, produciéndose una combustión incompleta. Por el contrario, el magnesio da una ceniza porosa, suelta y de color claro que mejora la combustión. Es muy importante que la relación calcio/magnesio en las hojas sea la adecuada.

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